lunes, 9 de noviembre de 2009

VALENTINO: Un Gnóstico Para Todas Las Épocas.



VALENTINO


Un Gnóstico para todas las épocas


por Stephan A. Hoeller


fuente: http://www.gnosis.org/valentinus.htm


Traducido por Artemidoros
.

Cuando se le preguntó con respecto a los elementos personales en su interés de toda la vida por temas Gnósticos, el profesor Gilles Quispel, el notorio experto Gnóstico y asociado de C.G. Jung, hizo un notable comentario. Durante los oscuros y desesperados años de la II Guerra Mundial, cuando la vida y el mundo parecían carentes de esperanza y alegría, Quispel volvió a estudiar el mensaje del gran maestro y poeta Gnóstico, Valentino. La inspiración, el consuelo, y la fe derivados de los escritos de Valentino fueron instrumentales en convertir a Quispel en un dedicado académico completamente simpatizante del Gnosticismo. No sería una gran exageración declarar que la experiencia del académico holandés está lejos de ser única, y que numerosas personas en nuestro mundo contemporáneo hallan el mensaje de este, el más grande de todos maestros Gnósticos, de eminente y útil relevancia en sus vidas.





El Candidato a Papa


G.R.S. Mead, el temprano gran traductor e intérprete teosófico de documentos Gnósticos, llamó a Valentino "el gran desconocido" del Gnosticismo, y por supuesto es cierto que no poseemos mucha información con respecto a su vida y personalidad. Nació en África, probablemente dentro del territorio de la ciudad antigua de Cartago, alrededor de -o antes- de 100 d.C.; se educó en Alejandría y en su juventud transfirió su residencia a Roma, donde alcanzó un alto grado de prominencia en la comunidad cristiana entre 135 y 160 d.C. Tertuliano escribió que Valentino fue candidato para ser obispo de Roma y que perdió la elección por un margen bastante estrecho. Este mismo fracasado padre de la iglesia ortodoxa (Tertuliano se unió la herejía del Montanismo) [1] alega que Valentino cayó en la apostasía alrededor de 175 d.C. Hay mucha evidencia que indica, sin embargo, que nunca fue universalmente condenado como hereje durante su vida y que fue un respetado miembro de la comunidad cristiana hasta su muerte. Casi con certeza fue sacerdote en la corriente principal de la iglesia, y tal vez hasta fue obispo.

Es ciertamente un tema de interés cual pudiera haber sido el rumbo de la teología cristiana si Valentino hubiera sido elegido para el cargo de obispo de Roma. Su visión hermenéutica, combinada con su magnífico sentido de lo mítico, habría probablemente dado por resultado un florecimiento general de la Gnosis dentro del tejido mismo de la Iglesia de Roma, y podría haber creado un paradigma autorizado de Cristiandad Gnóstica que no habría podido ser exorcizado fácilmente durante siglos, si acaso.



Como muchos de los más grandes maestros Gnósticos, Valentino reclamaba haber sido instruido por un discípulo directo de uno de los apóstoles de Jesús, un "hombre apostólico" con el nombre de Theodas. Tertuliano también declaró que Valentino fue personalmente cercano con Orígenes y uno podría especular, con alguna justificación, que su influencia sobre este padre de la iglesia ortodoxa fue considerable. El carácter general de su contribución ha sido resumido con exactitud por Mead en la manera siguiente:

La Gnosis en sus manos intenta... abarcarlo todo, hasta la más dogmática formulación de las tradiciones del Maestro. El gran movimiento popular y sus incomprensiones fueron reconocidas por Valentino como una parte integral de la poderosa efusión [2]; él trabajó para entretejer todo, lo externo y lo interno, en una sola pieza, y dedicó su vida a la tarea, e indudablemente sólo a su muerte percibió que para esa época, intentaba lo imposible. Solamente unos pocos pudieron apreciar el ideal del hombre, muchos menos entenderlo. (Fragmentos de una Fe Olvidada, p. 297)

Valentino, el Gnóstico que casi se convirtió en papa, fue así el único hombre que podría haber conseguido ganar alguna forma de reconocimiento positivo permanente para la perspectiva Gnóstica del mensaje de Cristo. El hecho que las circunstancias y la marea creciente de una pseudo-ortodoxia regresiva causaran el fracaso de sus esfuerzos, se debe considerar entre las más grandes tragedias de la historia de la Cristiandad. No obstante, han sobrevivido muchos rasgos esenciales de su especial contribución, y muchos más han aparecido recientemente en las arenas del desierto de Egipto. Nos dirigiremos al más importante de estos en las páginas siguientes.


Psico-cosmogonía y la Ecuación Neumática




La a menudo debatida cosmogonía de Valentino puede ser comprendida más provechosamente como estando basada en un solo reconocimiento existencial, que se puede resumir así: Algo está mal. En alguna parte, de algún modo, a nivel existencial del funcionamiento humano, el tejido del ser ha perdido su integridad. Vivimos en un sistema que carece de integridad esencial, y por tanto es defectuoso. Tanto la así llamada ortodoxia Cristiana como los Judíos, reconocen que hay una cierta "maldad" en la existencia humana, pero la explican principalmente en cuanto a los efectos del pecado humano, sea este original o de otra clase. Judíos y Cristianos sostienen que lo que sea que esté equivocado con el mundo y con la existencia humana, es el resultado de la desobediencia humana al Creador. Esto significa, que todo mal, toda incomodidad, y todo terror en nuestras vidas y en la historia son de algún modo nuestra falta. Una gran declaración cósmica de "Mea Culpa" circula por esta visión del mundo, la que permanentemente agrega un titánico elemento de culpa a la psique humana. Valentino, en oposición a esta visión de vida cargada de culpa, sostuvo que el defecto anteriormente mencionado no es el resultado de nuestros propios errores, sino que es inherente en el sistema de existencia en el cual vivimos y nos movemos y tenemos nuestro ser. Además, al postular que a la creación misma le falta integridad, Valentino no sólo quita el peso de la culpa personal y colectiva de nuestros hombros sino que también apunta al potencial redentor residente en el alma de cada ser humano.

Los humanos vivimos en un mundo absurdo al que se le puede dar significado sólo por la Gnosis, o auto-conocimiento. Cuando se refiere al mito de la creación del mundo por un dios, Valentino cambia la responsabilidad por la condición del defecto cósmico, de la humanidad a la divinidad creadora. Que Dios el creador pueda ser responsabilizado por cosa alguna, es por supuesto equivalente a una blasfemia ante la mirada ortodoxa. Lo que necesitamos reconocer, sin embargo, es que Valentino no ve al creador con los ojos adoradores del creyente Judeo-Cristiano, sino que ve al creador -junto con otras divinidades- como un mitologema [3]. Se puede argumentar muchas evidencias para demostrar esto, pero una debe bastar aquí, tomada del Evangelio de Felipe:


Dios creó al hombre y el hombre creó a Dios. Así es en el mundo. Los hombres hacen dioses y rinden culto a sus creaciones. Sería adecuado que los dioses rindieran culto a los hombres. (Logion 85: 1-4)


El presente autor sostiene que el Gnosticismo Valentiniano (así como todos los demás), se puede entender en términos psicológicos, de modo que los mitologemas religiosos tratados por los Gnósticos se aborden como simbolizando condiciones psicológicas y poderes intra-psíquicos de la mente. Adoptando este punto de vista, podemos concluir que lo que Valentino nos dice es que debido a que nuestras mentes han perdido su auto-conocimiento, vivimos en un mundo auto-creado que carece de integridad. La palabra kosmos utilizada por los Gnósticos no significa "mundo," sino más bien "sistema," y de esta forma puede ser absolutamente bien aplicada a la sistematización de la realidad creada por el ego humano. No tenemos que preocuparnos en demasía acerca de que si Valentino insulta a Jehovah al llamarlo un demiurgo. Lo que importa es que actuamos como nuestros propios demiurgos psíquicos, primeramente por crear y habitar un kosmos defectuoso creado a imagen y semejanza de nuestras propias fallas.

La proposición de que la mente humana vive en gran parte en un auto-creado mundo ilusorio de donde sólo la iluminación de algún tipo de Gnosis puede rescatarla, halla análogos poderosos en las dos grandes religiones del Este, es decir, Hinduismo y Budismo. El siguiente enunciado de los Upanishads, podría haber sido escrito fácilmente por Valentino u otro Gnóstico: “Este (mundo) es el Maya de Dios, a través del cual se engaña a sí mismo". Según las enseñanzas de Buda, este mundo de aparente realidad consiste de ignorancia, impermanencia, y falta de autenticidad. Valentino está verdaderamente en muy buena compañía cuando establece la perspectiva que el equivocado sistema de falsa realidad puede ser corregido por el espíritu humano.



Esto nos lleva a la segunda parte, que algunos académicos han llamado la ecuación pneumática de Valentino. Luego de aceptar el asunto del sistema defectuoso, la mente necesita reconocer una segunda verdad complementaria. Ireneo, en su trabajo contra las herejías, cita a Valentino con relación a esto:


La redención perfecta es la cognición misma de la grandeza inefable: puesto que a través de la ignorancia resultó el defecto... todo el sistema que se desprende de la ignorancia se disuelve en la Gnosis. Por eso la Gnosis es la redención del hombre interno; y no es la del cuerpo, porque el cuerpo es corruptible; ni es psíquico, puesto que hasta el alma es producto del defecto y es alojamiento al espíritu: lo pneumático (espiritual), por tanto, debe ser redimido también. A través de la Gnosis, entonces, se redime al hombre interno, espiritual: que para nosotros basta la Gnosis del ser universal: y ésta es la redención verdadera. (Adv. Haer. I. 21,4)


La ignorancia de las agencias que crean el falso sistema es entonces deshecha y rectificada por la Gnosis espiritual del ser humano. El defecto puede ser removido por vía de la Gnosis. No hay necesidad alguna de culpa, de arrepentimiento del así llamado pecado, ni hay necesidad de la creencia ciega de una salvación delegada por vía de la muerte de Jesús. No necesitamos ser salvados; necesitamos ser transformados por la Gnosis. El error, la perversidad, la torpeza y la malignidad de la condición existencial de la humanidad se puede cambiar en una imagen gloriosa de plenitud del ser. Esto no se logra a través de la culpa, la vergüenza, y de un salvador eterno, sino por la activación del potencial redentor del auto-conocimiento. El auto-conocimiento espiritual se convierte así en el equivalente inverso de la ignorancia del ego irredento. Las elaboradas estructuras míticas de contenido cosmogónico y redentor que nos legó Valentino no son sino las expresiones poético-escriturales de esta gran proposición, que tiene una pertinencia directa con la condición existencial de la psique humana en todas las épocas y en todas las culturas.



El Salvador Gnóstico: un Hacedor de Totalidad


Sería erróneo deducir de lo anterior que Valentino en sus enseñanzas negara o disminuyera la importancia de Jesús. La gran devoción y reverencia mostradas por Valentino hacia Jesús son ampliamente manifiestas con la sublime belleza poética del Evangelio de la Verdad, que en su forma original fue, de hecho, autoría del mismísimo Valentino. Según Valentino, Jesús es verdaderamente Salvador, pero el término necesita entenderse en el significado de la palabra griega original, utilizada por Cristianos ortodoxos y Gnósticos por igual. Esta palabra es soter, que significa sanador, u otorgante de salud. De esta se deriva la palabra que hoy se traduce como salvación, es decir, soteria, que originalmente significó sanación, liberación de la imperfección, llegar a ser íntegro, y preservar la integridad propia. ¿Cual es entonces el papel del soter productor espiritual de integridad, si claramente no necesita salvar a la humanidad de pecado alguno original o personal? ¿Cual es el estado o condición de la nuevamente encontrada salud espiritual concedida o facilitada por tal sanador-salvador?



Lo que el Gnóstico argumenta es que tanto el mundo como la humanidad están enfermos. La enfermedad del mundo y su equivalente enfermedad humana tienen una raíz común: la ignorancia. Ignoramos los valores de vida auténticos y los hemos substituido con valores falseados. Los falsos valores son en su mayor parte o físicos o mentales. Creemos que para ser felices o completos requerimos de cosas (como dinero, símbolos de poder y prestigio, placeres físicos). De igual modo nos enamoramos de las ideas y abstracciones de nuestras mentes. (Las rigideces y las inclemencias de nuestras vidas siempre se deben a nuestra excesiva fijación con conceptos y preceptos abstractos). La enfermedad del materialismo fue llamada hyleticismo (culto de la materia) por los Gnósticos, mientras que la enfermedad del intelectualismo y el moralismo abstractos se conoció como psiquismo (culto del alma mental-emocional). El verdadero papel de los facilitadores de la totalidad en este mundo, entre quienes Jesús ocupó el lugar de honor, es que pueden exorcizar estas enfermedades trayendo conocimiento del pneuma (espíritu) al alma y a la mente.

¿Qué es este pneuma, este espíritu, lo único que trae Gnosis y curación a la enfermedad de la naturaleza humana? No podemos, en verdad, decir qué es lo que es, pero podemos sugerir qué hace. Se ha dicho que el espíritu insufla donde sopla. Trae flexibilidad, valor existencial de vida. Por medio de la actividad sanadora del pneuma, el alma cesa de fascinarse y confinarse por cosas e ideas y puede entonces dirigirse a sí misma a la vida. La obsesión de la psique humana con la importancia del mundo material y/o del mundo abstracto intelectual y moral, es la enfermedad de la cual los grandes salvadores de la humanidad nos redimen. De este modo, se reemplaza el estado obsesivo de las ataduras materiales y mentales con libertad espiritual; los previos valores falseados dan paso a los genuinos que trae el espíritu.


Unión y Redención como Sacramentos

Los métodos expresados por Valentino para facilitar una verdadera Gnosis espiritual, no se confinan a doctrinas filosóficas y mitologemas poéticos. El sistema Valentiniano era sobre todo un sistema sacramental. El Evangelio de Felipe menciona explícitamente cinco de los siete sacramentos históricos (o más bien sus formas Gnósticas originales) y menciona implícitamente los dos restantes.

Además del bautismo, la unción, la eucaristía, la iniciación de sacerdotes y los ritos para moribundos, la Gnosis Valentiniana menciona prominentemente dos grandes y misteriosos sacramentos llamados respectivamente "redención" (apolytrosis) y "cámara nupcial". Aunque se han perdido muchas de las fórmulas para estos ritos, se puede todavía descubrir sus significados esenciales ojeando los varios comentarios proporcionados por los padres de la iglesia y las referencias contenidas en las escrituras Gnósticas.



La cámara nupcial, o unión pneumática, es por mucho el más frecuentemente aludido de los más grandes sacramentos. El Evangelio de Felipe hace referencias constantes a este sacramento, y hay referencias sobre el tema en un gran número de escrituras Gnósticas. Ireneo asocia este sacramento principalmente con los seguidores de Valentino, pero las fundamentos teóricos que sirven como su razón psicológica están presentes generalmente en el corpus de escrituras Gnósticas. Así, el Evangelio según Tomás, que en general se considera que está relativamente libre de influencias Valentinianas, nos presenta lo que se puede considerar la formulación más clara del fundamento teórico de la cámara nupcial en su Logion 22o:

Cuando haces de los dos uno, y cuando haces al interno como el externo y el externo como el interno y lo de arriba como lo de abajo, y cuando haces al varón y la hembra en un solo, para que el varón no sea masculino y la hembra no sea femenina... entonces entrarás en el reino.




La base psicológica sobre la que se funda el ritual de la cámara nupcial se comprende con bastante facilidad. La Gnosis considera al ser humano como dividido y fragmentado dentro de sí mismo. Las divisiones tienen aspectos numerosos: estamos involucrados en lo que la psicología moderna llamaría una dicotomía Yo-Sí Mismo, en una dicotomía Anima-Animus, en una dicotomía cuerpo-mente, en una dicotomía de lo subjetivo-objetivo, y muchas otras. Todas estas divisiones requieren reparación, o curación. Así como el Pleroma, o plenum divino, se caracteriza por la plenitud, así el ser humano debe otra vez volverse completo y a consecuencia de esto adquir las cualificaciones para reingresar al Pleroma. La Psicología contemporánea, especialmente la Jungiana profunda, imagina tal unión pneumática como el objetivo último de lo que llama el proceso de individuación. A diferencia de los psicólogos Jungianos, que pueden ofrecer únicamente la práctica del análisis como instrumento para el proceso de reunificación, para documentar y dramatizar ritualmente esta unión Valentino al parecer se inspiró en el gran sacramento de la cámara nupcial. El mito de Sophia sirve de muchas maneras como el soporte mitológico de este sacramento. El mito implica que la creación del mundo imperfecto y el confinamiento del alma dentro de él, se originó por la ruptura de la original unidad espiritual del Pleroma, de modo que para el retorno del alma al abrazo amoroso de su novio, como se indica por el regreso de Sophia a los brazos de Jesús, representa entonces la curación de esta ruptura y la restauración de la totalidad.

El sacramento de la cámara nupcial, más que cualquier otro rasgo de la Gnosis Valentiniana, nos da una clara indicación del carácter psicológico contrastado con el carácter teológico de la enseñanza y práctica Gnósticas. El propósito profesado de este rito es el "convertirse en uno" el alma del iniciado, individual y personalmente, mientras que las consideraciones cósmicas y escatológicas no desempeñan papel alguno en esto. No es un ser abstracto o la creación lo que se sana y unifica con este sacramento, sino el ser interior de un individuo humano. Puede ser justo decir que Valentino practicaba un ritual de individuación, cuya necesidad en el mundo de hoy queda en evidencia por la más alta y mejor de las investigaciones psicológicas. Es quizás característico del triste deterioro del sistema sacramental de la Cristiandad histórica, que se haya permitido que esta unión intrapsíquica se transfiriese al sacramento del matrimonio, implicando una relación contractual de dos personalidades terrestres dentro del defectuoso contexto de las costumbres sociales.




Sin embargo, no es suficiente ser unificado en la naturaleza de uno - así lo implicó Valentino-, uno debe ser también redimido de la corrupta y confusa esclavitud del falso mundo existencial en el cual uno vive. Esta liberación de los engranajes del mundo de imperfección se lograba por el sacramento de la redención (apolytrosis), a veces también llamado restauración (apokatastasis). Este podría llamarse el acto final de separación del dominio de los estados ilusorios y engañosos de la mente. Aunque no está establecido por ningún medio si se administraba el sacramento de la cámara nupcial primero y posteriormente el de la redención, es convicción del presente autor que se hacía verdaderamente en ese orden. El individuo en quien se habían unido las dualidades y las escisiones habían sido sanadas (la persona individuada, como Jung podría haberla llamado) quedaba entonces empoderada para repudiar las fuerzas desprovistas de sentido iluminador. Esto se expresa bien en una de las fórmulas de restauración preservadas de fuente Valentiniana:

Estoy establecido, estoy redimido y redimo mi alma de este eón y de todo lo que viene de él, en el nombre de IAO, quien redimió su alma hasta la redención en Cristo, el viviente. (Ireneo, Adv. Haer. I. 21,5)



Así como se dice que Buda triunfantemente repudió los trabajos de Mara el engañador subsecuentemente a su iluminación debajo del Árbol Bodhi, así el Gnóstico corta toda conexión con la inconciencia y la compulsión y vive y muere como un soberano ser de luz y poder de ahí en adelante. Hay muchos signos de que los dobles sacramentos de la cámara nupcial y la redención ocasionaron enormes transformaciones y llevaron gran empoderamiento a las vidas de sus destinatarios. (Estos ritos sobrevivieron en forma modificada entre los seguidores del profeta Mani y entre los Cátaros del Languedoc. Estos últimos tenían un gran sacramento parecido a la apolytrosis, llamado el consolamentum, que proporcionó a sus destinatarios no sólo una gran serenidad de vida sino también un valor virtualmente inigualado para enfrentar la muerte).

El anterior material -y muchos otros relacionados con la Gnosis Valentiniana que tenían que quedar inexplorados por la brevedad de esta exposición- sirve para ilustrar las grandes e innegables virtudes de esta herencia de sabiduría. La integridad filosófica, el discernimiento psicológico, la exaltación poética y artística y la belleza, mezclados con verdaderas devoción y emoción religiosas, caracterizan la contribución de Valentino y lo elevan por encima de lo demás sistemas y escuelas Gnósticos y semi-Gnósticos. Si fuera uno a combinar los más altos y mejores productos de Existencialismo, uno podría tan sólo esperar poder acercarse al sublime mensaje del gran técnico de la transformación humana, que nos llama desde la distancia de casi dos milenios. Valentino verdaderamente vive. Era y es un conocedor, un Gnóstico para toda época, una fuente de inspiración y guía para las personas en toda era y clima: un mensajero sin tiempo de los misterios del alma. No se podría concluir esta breve exposición y tributo con una esperanza más apropiada que la encarnada en el fragmento siguiente de una bendición Valentiniana:





Que la Gracia más allá del tiempo y del espacio,
la que existía antes de los inicios del Universo,
llene a nuestro hombre interno e incremente dentro de nosotros la semejanza de si misma,
como el grano de mostaza.


FIN


Este artículo apareció inicialmente en Gnosis: A Journal of Western Inner Traditions (Vol. 1), y se reproduce aquí con permiso del autor.


Notas del Traductor


[1] Montanismo: Herejía de tendencias apocalípticas y semi-místicas, iniciada en la última mitad del siglo II en la región de Frigia (Asia Menor) por Montanus. Véase:
y
http://www.cristianismo-primitivo.org/siglo_II/montanismo.htm#2


[2] efusión (de enseñanzas); se refiere al resultado de la intensa actividad evangelizadora de los Apóstoles y sus discípulos.


[3] El mitologema es aquella pregunta que se plantea el ser humano y que no tiene respuesta desde el positivismo científico. Cuatro mitologemas fundamentales serían, por ejemplo: los de la Vida, el Amor, el Sufrimiento y la Muerte. Y, desde esta perspectiva, los mitos no son más, ni menos, que relatos simbólicos que intentan dar respuesta a los mitologemas. Así, el mito hebraico de Adán y Eva respondería al porqué del misterio de la condición mortal del hombre, como el mito griego de Epimeteo y Pandora, como tantos otros...
(de http://www.viversan.com/trabalon/colabora/julio5b.htm)

[4] Con excepción de los "retratos" de Valentino y Orígenes, las imágenes que ilustran el texto pertenecen la producción artística de Jean Delville y Fernand Khnopff.

miércoles, 28 de octubre de 2009

La Semilla

LA SEMILLA

Por Begoña Rojo



"La Semilla, en la cual se halla en estado latente o potencial toda la planta, representa muy bien las posibilidades latentes en el individuo que deben despertarse y manifestarse a la luz del día. Todo ser humano es, efectivamente, un potencial espiritual o divino, idéntico al potencial latente en la semilla, que debe ser desarrollado o educido a su más plena y perfecta expresión, y este desarrollo es comparable en todos los sentidos al desarrollo natural y progresivo de una planta"
(Aldo Lavagnini).




El simbolismo de la semilla nos lleva directamente a los Misterios de Eleusis, en los cuales el iniciado estaba simbolizado en el grano de trigo echado y sepultado en el suelo para que germinara y se abriera, con su propio esfuerzo, un camino hacia la luz.




La espiga de trigo de los Misterios de Eleusis es símbolo de resurrección. El grano que muere y renace representa la iniciación. El mismo misterio está representado en Egipto por la muerte y resurrección de Osiris; Uno de los emblemas de este dios es precisamente la espiga de trigo.



Cada hombre lleva dentro de sí una semilla de luz, una estrella que por la ley de la armonía universal ansía unirse a sus semejantes. Saliendo de la oscuridad que le envuelve, se esfuerza, como una planta, por llegar hasta la luz.

Este anhelo, enraizado en él, le llama incesantemente, no le deja sosiego alguno. Y así lucha y busca, aunque ello conlleve a menudo sufrimiento, pues el camino hacia la luz está sembrado de obstáculos que han de ser superados. Estos obstáculos no son negativos ni enemigos nuestros, más bien hay que verlos como oportunidades que la vida nos brinda para medir nuestras fuerzas y a través de cuya superación aprendemos a crecer.


Imaginémosnos que todo nuestro Universo conocido, tanto material como espiritual, tanto exterior como interior, fuese la evolución y el desarrollo de una semilla en la cual, desde un principio, estaba grabada toda su potencialidad. La Ley, ese código inscrito en la semilla, tiene como esencia una voluntad que la impulsa a su propio cumplimiento, Es decir, la semilla de una rosa tiene como ideal el ser rosa. Esta es su verdadera voluntad. Y así ocurre con todo. El Universo entero, así como sus infinitas manifestaciones, sigue y cumple un plan de desarrollo y funcionamiento que expresa una ley omniabarcante. Se puede decir que el ideal, es decir, la voluntad individual inscrita en cada detalle del Universo, no sólo se limita a cumplir su misión individual, sino que automáticamente aporta su necesaria contribución al funcionamiento de todo lo demás. Esto es, todo está inseparablemente relacionado con todo de tal manera que el buen funcionamiento de cada cosa individual es necesario para la salud del organismo en su totalidad.



Observando este funcionamiento en la Naturaleza podemos decir que, en general, el 99 por ciento de las manifestaciones sigue fielmente su ideal sin apartarse del camino trazado por él. Parece que sólo el Hombre es aquí la gran excepción. Este hecho nos sitúa en una posición clave respecto al ideal y a la Voluntad Universal, ya que el ser humano es el único que tiene la libertad de ir incluso en contra de su propio bien y por tanto de su propio ideal y de su verdadera Voluntad. De hecho, esto es lo que más le caracteriza.
.
El Hombre se aparta del mundo, se vive a sí mismo como algo escindido y comienza a sufrir. Ya sólo es capaz de identificarse consigo mismo, con una parte, en lugar de con la totalidad. ¡Pero es justamente este olvido de la totalidad, este aislarse y separarse del gran cuerpo cósmico, lo que ha hecho al hombre, hombre!



Sólo a partir de esta posición especial, a partir de la conciencia del sufrimiento que trae la separación, puede él ahora, animado por un anhelo implacable, sustentado por un recuerdo paradisíaco y con el fuego ardiente de un amor que todo lo vence, volver a conquistar la conciencia de su totalidad. Si llega a conseguirlo, entonces ha alcanzado su verdadera meta y con ello ha cumplido con el ideal inscrito en la semilla de su ser.



En el corazón de la semilla de luz está contenida la dualidad (yin-yang). Esta dualidad, que es base y fuente de todo movimiento y con ello de la vida, se expresa en nuestro símbolo por la germinación de la nueva planta. Hay un crecimiento hacia arriba, hacia la luz, y otro crecimiento hacia abajo, hacia la oscuridad. Estos dos crecimientos relacionan el Cielo con la Tierra, el futuro con el pasado y nos enseñan que lo uno no puede existir sin lo otro. El equilibrio dinámico del que todo emana se encuentra en la semilla.




El que no cree en un Creador o en una fuerza de la que todo emana, se quita a sí mismo la fuerza energética de la vida, sierra el tronco en el cual está sentado. Pero una vez entendida su función como hoja de árbol, es decir, cuando ha comprendido que proviene y depende con todas las demás hojas de un solo tronco, y cuando ve que éste, a su vez, procede de sólo una pequeña semilla, una semilla que guarda dentro de sí como su más alto ideal el plan perfecto de todo árbol, y también contiene toda la fuerza empujadora para llevar esta gran obra a la práctica, a su realización, es entonces cuando entiende que cada uno llevamos también dentro de nosotros parte de este gran plan. Es nuestro íntimo y más alto ideal ideal individual. Es a lo que aspiramos, es nuestra Verdadera Voluntad.



Todas las partes somos importantes y necesarias para el crecimiento y desarrollo: la evolución del organismo común. Es por esa razón que tenemos y portamos responsabilidad individual en nuestros diversos puestos de trabajo dentro de este árbol o templo humano que configuramos; dependemos uno del otro, y ninguno podemos funcionar o vivir sin la presencia y ayuda de los demás; y cuando mejor actuamos y cumplimos cada uno nuestro inscrito papel, es entonces cuando más se acerca "el árbol" entero a su propio ideal, nuestro ideal común.

Este ideal mora como una semilla en el corazón de cada uno de nosotros.





Fuente: Jan Semmel

jueves, 22 de octubre de 2009

Estructura Binaria y Exponencial del I Ching (Yi Jing).

ESTRUCTURA BINARIA Y EXPONENCIAL DEL I CHING (YI JING)

Por Artemidoros





En verdad, el común de las personas no sospecha que casi todos los sistemas "adivinatorios" esotéricos tienen un fundamento númerico, SON modelos numéricos (Dios "geometriza", como bien se percataron Pitágoras y Platón).


Así como el Tarot trabaja con el desarrollo de la matemática del número 4 (según demuestra Papus en el Tarot de los Bohemios), el I Ching trabaja con la matemática del número 2 mediante sucesivas emanaciones (combinaciones) de dos principios (2 elevado a la n); en otras palabras el I Ching es una forma de expresar la aritmética binaria, pues este antiguo método chino de sabiduría contiene los números del 0 al 63, como se puede ver cuando se usa el arreglo de Fu Hsi.

Leibniz fue el inventor a fines del siglo XVII del sistema binario que entre otros hoy utilizan los ordenadores (lenguaje de máquina). Dicho sistema binario solo contiene 2 números, el 0 y el 1. Cuando Leibniz conoció el I Ching, quedó muy sorprendido y quedó convencido de que los chinos conocían dicho sistema binario desde hacía por lo menos 2.500 años.

.

.

También trabaja el I Ching con los 9 dígitos (1, 2, 3, 4, 5, 6, 7, 8, 9) en los dos arreglos más conocidos del I Ching (el citado arreglo de Fu Hsi y el del Rey Wen), representados generalmente en el Pa Kua o Ba Gua (figura 01), que no es otra cosa que el cuadrado mágico de Saturno y suma 15 en cualquier forma que se sumen tres números horizontales, verticales o diagonales (figura 02).








En Occidente, tal cuadradado mágico es llamado el cuadrado de Saturno. Estos números se utilizan en la construcción de las figuras polígramas (figura 03).




Pero para la emanación de las figuras geománticas, se comienza con dos principios, a lo que me refiero cuando dije:


2 elevado a la 0 = 1, el Tai Chi (figura 4)





2 elevado a la 1 = 2, hay dos líneas, ------- yang, y --- --- ying (tradicionalmente "si" y "no" como respuesta elemental a la pregunta).

Al producirse una combinatoria de los principios, resulta:
2 elevado a la 2 = 2x2 = 4; hay 4 bigramas o digramas, viejo yang, joven yang, joven yin, viejo yin. A priori, el viejo yang debería ser como el yang anterior ("sí"), pero como es mutante, será más bien un "sí" vacilante, mientras que el viejo yin será un "no" incierto; los jóvenes yang y yin serán "sí" y "no" respectivamente como ya mencioné (figura 05).



2 elevado a la 3 = 2x2x2 = 8, hay ocho trigramas (cielo- viento- fuego- montaña- lago- agua- trueno- tierra). Generalmente estos trigramas aparecen representados en las 8 direcciones físicas en los arreglos mencionados arriba, el Pa Kua de Fu Hsi y el Pa Kua del Rey Wen (véase figura 06).




2 elevado a la 4 = 2x2x2x2 = 16. Hay 16 cuatrigramas, (viaje- corrupción- ejercito- entusiasmo- gracia- disolución- obstáculo- aumento- ascenso- encuentro- crecimiento- estallido o brote- éxito- dulzura- estancamiento- reunión).

Estos cuatrigramas son la base e instrumento adivinatorio del I Shu, que se considera parte del sistema I Ching completo. También son la base de la Geomancia o "Ciencia de las Arenas", también denominada a veces geomancia europea (que según Robert Ambelain se ha demostrado que desciende directamente del sistema chino). En verdad los cuatrigramas son idénticos, aunque en la Ciencia de las Arenas la notación cambie de líneas a puntos, y que en el sistema europeo las figuras se contruyen de arriba hacia abajo. Tal vez alguno de los lectores conoce o ha utilizado ese sistema, que utiliza un punto para una línea "yang" y dos puntos para una línea "ying" (véase figura 07). La existencia de estas 16 figuras establece una posible relación con las 16 cartas de corte del Tarot. Hasta ahora, he encontrado solo referencias a las claves proporcionadas por Crowley para una relación entre las cartas de corte del Tarot con varios HEXAGRAMAS, y alguna propuesta que alguien hace para corregirle algo a lo escrito por este esoterista inglés. Sin embargo, me parece más lógica una posible relación entre los cuatrigramas y dichas cartas de corte por ser igual en número. Recordemos que el Tarot se compone del Arcano Menor, que son 40 cartas del 1 al 10, más 16 cartas de corte (reyes, reinas, caballeros y pajes) y las 22 cartas del Arcano Mayor para un total de 78 figuras.





2 elevado a la 5 = 2x2x2x2x2 = 32, hay 32 pentagramas (figura 08), la tradición los descarta como posibilidad adivinatoria posiblemente porque en el sistema chino el 5 se considera como perteneciente al espíritu, (o éter, etc.), es un número que está por fuera del mundo del hombre, es el centro del Pa Kua (Ba Gua) o Cuadrado de Saturno (figura 09).








2 elevado a la 6 = 2x2x2x2x2x2 = 64, hay 64 hexagramas, la parte más conocida del I Ching, a la cual se refiere exclusivamente la afamada traducción de Richard Wilhen con prólogo de Carl G. Young. En la figua 10 está el ordenamiento de los 64 hexagramas conocido como la secuencia del Rey Wen, que es el que más conocemos en Occidente; En la figura 11 está el ordenamiento de los 64 hexagramas conocido como la secuencia de Fu Hsi (¡que Leibniz descubrió que corresponde a los números del 0 al 63 del sistema binario que él inventó!)




Resumiendo:

Revisemos lo que contiene el I Ching completo, entre lo que nos llegó principalmente por la traducción de Richard Wilhem del chino al alemán y de ahí a otras lenguas occidentales, y lo que nos llegó por otra vía a Occidente. Hay otras traducciones anteriores pero menos conocidas como la del escocés James Legge (1815 - 1897) publicada en Oxford en 1882 y que se puede leer en inglés en:
.
y

Los 8 trigramas y los 32 pentagramas existen el sistema, tienen relaciones, atribuciones, nombres, significados; pero no se usan en la adivinación. Curiosamente, corresponden a las potencias impares 3 y 5.


Inexplicablemente, los cuatrigramas no llegaron a Occidente junto con su fuente original, el I Ching, sino por separado en la geomancia Ciencia de las Arenas y utilizando una notación distinta de puntos en vez de líneas para construir las figuras, como ya se dijo.





Por cierto, que como ya sabemos, y como ha notado un experto contemporáneo en el tema, Bradford Hatcher, el I Ching más conocido no tiene en cuenta los tetragramas ni los pentagramas, de modo que:

I Ching conocido en Occidente:

2 líneas o monogramas


+ 4 digramas


+ 8 trigramas


+ 64 hexagramas


= 78 figuras ¡¡Una relación interesante con el Tarot!!


Ahora bien, al tratar de ubicar la relación entre el I Ching y el Tarot, se abre la puerta de un mundo fantástico, ¡¡pues lo que más se ha trabajado es la relación entre el I Ching y el Sepher Yetzirah!! Por supuesto, eso indica una estrecha relación entre el esoterismo oriental del I Ching con el esoterismo occidental de la Kabbalah y el Tarot.

.
Nota:
Los nombres, referencias y gráficos de los cuatrigramas y los pentagramas son originales del esoterista francés Robert Ambelain.

lunes, 19 de octubre de 2009

El AGUILA Y LA SERPIENTE

EL AGUILA Y LA SERPIENTE

Por Begoña Rojo




Aún siendo el águila un animal solar, y por ello se le puede asociar como viril, es uno de los máximos símbolos de espiritualidad femenina y del parto trascendental en alusión directa a la resurreción de la carne.



Dentro de esta misma gama simbólica, el Ave Fénix, complemento inmaterial del águila, representa la eternidad del espíritu que sufre ciclicamente la calcinación de la materia viva a la que está incorporada, pero que resurge de sus cenizas al retornar a su propio cuerpo renovado, por lo que ésta figura es un modelo de la resurrección y no de la reencarnación. Su complemento material es la serpiente, polo opuesto del espíritu y considerada en el plano simbólico, la espiritualidad más baja de lo material. En este sentido no carece de significado el hecho de que la serpiente deba reptar con todo su ser en íntimo contacto con la materia, la tierra, cuya sabiduría posee en grado supremo.


Tampoco es intranscendente que la iconografia nos aporte tantas representaciones de la Virgen mostrándola pisando a la serpiente con su pie descalzo. En realidad no se trata de un acto de violencia, sino de la indicación hermética de que el espíritu puro termina en los pies de la Virgen y Madre, debajo de los cuales queda ya la materia perfectible.


Tampoco es coincidencia que, como el águila (representación de la Virgen), también la serpiente pueda mirar de frente al sol, representación de la Divinidad Creadora. Y, en efecto, la serpiente ha sido tenida como fuente de sabiduría desde la Edad de Oro. Cuando no se arrastraba, poseía el don de la palabra y se dirigía al hombre como haría un maestro paciente con un alumno torpe. El propio Jesús aconseja en una de sus predicaciones lo siguiente:

"Sed sabios como la serpiente y

sencillos como la paloma".

Por cierto, la paloma es otra de las aves representativas de la feminidad cósmica, pero como figura del Espíritu Santo, se la asocia a la masculinidad. Esta particularidad ha sido causa de no pocas controversias, como ese otro tema tan bizantino, un poco más famoso por el dictado, pero semejante, que mantiene siempre abierto el debate sobre "el sexo de los ángeles".



Como complemento del tema añado la explicación que hace Juan Eduardo Cirlot en su Diccionario de Símbolos:



¿Podría el simbolismo del nivel bastar para explicar esta ascensión de la serpiente? Entonces, el "ureus" de los faraones egipcios (serpiente de su diadema), por su sola posición ya definiría el logro de su elevación. También pueden unirse águila y serpiente de otro modo, cúal vemos en la mitología del antiguo Mexico, con la serpiente con plumas, suerte de serpiente-ave que es un ofídio sublimado.





domingo, 4 de octubre de 2009

Interpretación de la Tabula Smaragdina

INTERPRETACIÓN DE LA TABULA SMARAGDINA
(Por Dennis Willian Hauck)

(Traducido por Artemidoros)







El artista Matthieu Merian emprendió un proyecto muy especial cuando comenzó un meticuloso grabado para ser incluído en la Opus Medico-Chimicum de Daniel Mylius, que se publicó en el año 1.618. Merian tituló su trabajo Tabula Smaragdina, que es "Tabla Esmeralda" en latín; su meta era incorporar todas las verdades contenidas en la Tabla Esmeralda en una visión que inspirara asombro. Este bello trabajo muestra en dramático detalle el nacimiento de la Piedra de los Filósofos cuándo deja el cielo y desciende a la tierra. El cuadro inmediatamente se convirtió en favorito entre las varias docenas de mandalas simbólicos que los alquimistas usaban para meditar, y muchos alquimistas medievales se sentaron a contemplar por horas este llamativo dibujo, tratando de absorver su poder.

Lo primero que nota uno al observar el cuadro, es su división obvia entre el Arriba y el Abajo; la delgada línea entre ambos señala que estos son reinos muy diferentes. Arriba, el más grande Sol de la Mente Una, cuyos rayos abarcan el universo entero, se eleva por detrás del Sol del Cielo o lo que Hermes llamó "La Mente del Hacedor". Este Sol intermedio es dominado por veintinueve querubines o fuerzas arquetípicas. En numerología el número veintinueve es equivalente al número dos, lo que entonces significa la división embrionaria de la Mente Una para crear la Mente del Hacedor, que lleva a cabo la creación primaria por medio de "pensamientos cristalizados de Dios"... los arquetipos.


Las tres presencias solares flotando entre los ángeles, representan los tres elementos celestiales expresados como la Trinidad Santa: Azufre (el Tetragrammatón de Jehováh el Padre al centro), Mercurio (el Hijo, el Cordero de Dios Sacrificado), y la Sal (la Paloma, Espíritu Santo escondido en la materia). En los términos genéricos de la Tabla Esmeralda, esta trinidad se compone de la Mente Una, el Proceso de Transformación y la Cosa Original.

El Abajo se divide en el día (solar) en el lado izquierdo del dibujo, y la noche (lunar) en el lado derecho. En la parte inferior, uno puede hallar los purificados Cuatro Elementos sellados dentro de bolas de cristal portadas por dos pájaros diferentes. En el izquierdo, el Fuego y el Aire están debajo de las alas estiradas del Fenix, un pájaro imaginario y mítico que asciende de las cenizas del fuego para renacer, lo que le da dominio sobre las esferas del Fuego y el Aire. En el derecho, un pájaro real que tiene dominio sobre las esferas de Agua y Tierra, el Aquilla o Águila, sostiene al Agua y la Tierra sobre las alas. Así, los elementos que se elevan, Fuego y Aire, representan procesos espirituales o psicológicos, mientras los elementos que descienden, Agua y Tierra, son procesos físicos o corporales.


El lado izquierdo o solar del grabado representa el proceso Calcination. En la esquina inferior izquierda hay un león rampante o de pie. Conocido por los alquimistas como el León Rojo, simboliza la energía ardiente, masculina del Trabajo. Detrás de él, es de día y se pueden ver árboles y un pueblo. El león lleva un collar de estrellas y representa las fuerzas cósmicas que emanan de la constelación de Leo, que figuraba tan prominentemente en la religión egipcia, y es la inspiración para la Esfinge, que simboliza la Era astrológica de Leo. La pata derecha de Leo descansa sobre un sol de siete rayos, mientras que la otra se apoya sobre el ala del Fenix. Leo presenta un sol de trece rayos a un hombre desnudo, símbolo de los Misterios Herméticos, que se dice fueron revelados a la humanidad hace más de 10.000 años. El hombre es el Sol que representa el componente masculino de la naturaleza y la personalidad. Los genitales del Sol están cubiertos por un sol pequeño, así como su pecho derecho, aunque se cubre su otro pecho con la luna creciente, que es la semilla de lo femenino en todos los hombres. Su pie derecho está sobre el ala del Fénix y su pie izquierdo descansa sobre un Sol de siete rayos idéntico al que sostiene a Leo. Estos siete rayos son los siete pasos para la iluminación que designa la Fórmula Esmeralda. El Sol está encadenado por su mano izquierda a las Nubes de lo Desconocido, que nos impiden experimentar el esplendor Arriba.
.
El lado derecho o lunar del grabado representa el proceso de Dissolution. En la esquina derecha de abajo se puede ver un ciervo de pie y vestido como hombre. Conocido por los alquimistas como el "Ciervo Fugitivo", es un símbolo de la energía acuosa, volátil, femenina, del Trabajo. Tiene una cornamenta de doce puntas, y cada cuerno tiene una estrella encima, representando las influencias del zodíaco. En mitología, este es acteón, el cazador mítico que se convirtió en ciervo para admirar a Artemis desnuda mientras se bañaba en un estanque. Artemis era la diosa griega de la naturaleza y la fertilidad a quién más tarde los romanos rindieron culto como Diana. En ambas encarnaciones, la diosa representó los profundos poderes creadores y curativos de la mente subconsciente y de la naturaleza. El pie izquierdo del ciervo se posa firmemente sobre la tierra, mientras que el pie derecho se posa en el ala del Águila. En su mano izquierda hay un trébol de tres hojas que representa las tres fuerzas celestiales expresadas en la naturaleza, y en su otra mano está la Luna, que pasa entonces a una mujer desnuda. Conocida como Luna, la mujer desnuda es el componente femenino de la propia personalidad. Sus genitales están cubiertos por una luna creciente, como también su pecho izquierdo, pero su pecho derecho es un pequeño sol de siete rayos (la fuerza intuitiva pero activa dentro de las mujeres) de la que surge un chorro de estrellas (la Via Láctea) que inmediatamente es recibido y absorbido directamente en la tierra. Luna está a horcajadas sobre el Río Hermético, con un pie en el agua y el otro en el ala derecha del Águila. Detrás suyo hay una escena nocturna en la que se disciernen los contornos de árboles, valles y montañas. En su mano izquierda sostiene un manojo de uvas, símbolo de sacrificio, y su mano derecha se encadena a las Nubes de lo Desconocido.


El el centro del Abajo, un alquimista hermafrodítico levanta dos hachuelas estrelladas, que representan la facultad más alta de discernimiento y los poderes de Separation. El alquimista ha cortado las cadenas de la ignorancia que ataron a Sol y Luna a su dualidad., y equilibrado las poderosas fuerzas de su atracción sexual. Ha visto através de las Nubes de lo Desconocido, ha obtenido su libertad de los instintos, y percibe las poderosas influencias de los poderes arquetípicos. El alquimista empoderado es simbólico de una exitosa Conjunction de las fuerzas opuestas a su izquierda y derecha. La mitad de su hábito es negro con estrellas blancas y la otra mitad es blanco con estrellas negras. En otras palabras cada lado de su personalidad contiene la semilla de su opuesto, de modo que no ha negado ni destruido los obligatorios poderes de las polaridades, tan solo los ha integrado en su propio ser. El alquimista se encuentra en la falda de una montaña y de pie entre dos leones que tienen una sola cabeza. El león de la izquierda es el León Rojo y el de la derecha es el León Verde. Como se ve por el Fuego y el Agua que emergen de la montaña detrás de sus colas, estos dos leones representan el Azufre y el Mercurio, el alma y el espíritu del alquimista que se unen para producir el Fermento, el precursor de la Piedra, simbolizado por la sustancia espesa que fluye por la boca común de las bestias. De modo que el alquimista representa la unión del Fuego y el Agua. Esta fusión de lo racional con lo irracional, de la razón y el sentimiento, del varón y la hembra, es parte necesaria de cualquier acto de creación.

Directamente detrás del alquimista hay tres filas de plantas que representan las siete operaciones de la alquimia, realizadas por tres veces hasta la perfección. Las primeras dos filas contienen seis arbustos que culminan en el Árbol de Oro en la cima de la montaña. Cada arbusto está marcado con señales alquímicas de los compuestos metálicos. Detrás de estos arbustos hay un semicírculo de árboles, cada uno marcado con el símbolo de uno de los metales puros. En la cima de la montala, las Nubes de lo Desconocido se abren y los Poderes de Arriba tocan el cogollo del árbol con el signo del oro. Este es el acto de Fermentation, la penetración de la esencia purificada por las fuerzas de Arriba. Una línea trazada desde el Fermento de Abajo (que fluye de la boca común de los dos leones) al nombre de Dios Arriba divide el grabado por la mitad y bisecta al alquimista por el medio de su ser. Esa línea, que es el Eje Cósmico o eje vertical de la realidad, lo conecta a través del Árbol de Oro y la Piedra central, directamente a Dios. Viaja a través de los tres reinos, comenzando por el Reino Físico, transita los procesos psicológicos del Reino del Alma, y alcanza el punto más alto en el Reino del Espíritu.

La primera área que el alquimista encuentra a lo largo de este eje vertical es un Anillo de Estrellas en el cual predominan siete estrellas más grandes. Este anillo estelar presenta las siete operaciones alquímicas como principios cósmicos disponibles para las especies sensibles, en todas partes. Es seguido por un semicírculo de cinco escenas que conducen a la quinta esencia. Este registro de logros alquímicos, es conocido como el Anillo de Planetas, y cada escena representa el pájaro del espíritu asociado con uno de los cinco cuerpos planetarios. De izquierda a derecha: el Cuervo Negro de Calcination (Saturno), el Ganso Blanco de Dissolution (Júpiter), el Gallo de Conjunction (Tierra), el Pelícano de Destillation (Venus) y finalmente, el Fénix de Coagulation (Sol).

Por encima del Anillo de Estrellas y del Anillo de Planetas y formando parte de todos los reinos, hay una esfera central compuesta de siete capas concéntricas. Estas capas simbolizan cada uno de los Siete Pasos de Transformación que se debe alcanzar o descartar para alcanzar la Piedra, que es la esfera más profunda, y que tiene inscrito un triángulo. Dentro de la primera esfera están los signos del zodíaco. Estos son arquetipos personales y kármicos de la personalidad que está siendo incinerada por los intensos fuegos de la existencia en la operación que los alquimistas llamaron Calcination. La segunda esfera tiene tres inscripciones en latín que significan "Año de los Vientos", "Año del Sol" y "Año de las Estrellas". Estos son los arquetipos transpersonales resueltos y liberados durante el largo período de Dissolution. La tercera esfera concéntrica dentro de la esfera con capas en el centro de este grabado, describe los tres géneros de Mercurio (Mercurio Común, Mercurio Corporal y Mercurio Filosófico). Estos son las esencias del alma liberadas en las dos operaciones previas y preservadas durante el proceso de filtrado de Separation. La cuarta esfera nombra las tres clases de Azufre (Azufre Combustible, Azufre Fijo y Azufre Volátil o Etéreo). Estas fuerzas son las pasiones espirituales impulsoras de la Conjunction, en que las partes opuestas de nuestras personalidades, el Mercurio y el Azufre de nuestro ser, se unen en la meta común de transformación. La quinta esfera interna se refiere a la Quinta Esencia, la recién formada materia o Sal develada durante la Fermentation. Inscrita en esta esfera están los tres tipos de Sal (Sal Elemental, Sal de la Tierra y la Sal Central). La próxima y sexta esfera contiene un mensaje escrito en latín que advierte: "Debes encontrar los cuatro grados del Fuego del Trabajo". Como hemos visto, estos cuatro grados se refieren a los estados varios de conciencia que se deben purificar y unir durante la destillation para que no contaminen el Trabajo en su fase final.

La séptima y más inferior esfera contiene un triángulo central de Fuego que apunta hacía arriba, lo que representa el estado sublimado de conciencia destilada que se encuentra arriba. Dentro de ese triángulo está trazado el símbolo del Mercurio exaltado, la Mónada o la Cosa Una perfeccionada, que es la Piedra. En medio del símbolo hay un solo punto, el centro de todo el grabado y alrededor del cual giran tanto el cielo como la tierra. Es el punto de convergencia en nuestras mentes y personalidades donde todas las cosas se reúnen en una sola. A la izquierda del triángulo grande hay uno más pequeño que apunta hacia abajo, el cual representa el Agua o Mercurio; a la derecha hay otro pequeño triángulo que apunta hacia arriba y que representa el Fuego o Azufre. Debajo del triángulo central está la Estrella de David, que simboliza la Sal, la unión del Fuego y el Agua, la permanente reunión del Arriba y el Abajo.

Este maravilloso grabado es un resumen de cómo se expone y purifica el Mercurio de nuestro espíritu en el Trabajo. Unido con el Azufre de nuestras almas, es sometido a coagulación para formar la Sal de los Filósofos, el inmortal, permanentemente iluminado y plenamente encarnado estado de conciencia conocido como la Piedra. Como el punto concéntrico que conforma el centro mismo de este grabado, éste es nuestro ser perfeccionado y hogar último.


- de THE EMERALD TABLET (Penguin, 1.999) por Dennis Willian Hauck.

Fuente: http://www.alchemylab.com/smaragdina.htm