EL CARRO*
por Artemidoros
Vi un Carro tirado por dos esfinges, una blanca, la otra negra.
Cuatro pilares sostenían un pabellón
azul, en el cual había estrellas de
cinco puntas dispersas. El Conquistador revestido en armadura de acero, parado
bajo este pabellón guiaba las esfinges. Llevaba un cetro, en el extremo del
cual había un globo, un triángulo y un cuadrado. Un pentagrama dorado chispeaba
en su corona. En el frente del carro estaba representada una esfera alada y
debajo de eso el símbolo del místico lingam, significando la unión de dos
principios.
"Esta es la
Voluntad armada con el Conocimiento. Vemos aquí, sin embargo,
el deseo de lograr, más que el logro en sí mismo. El hombre en el carro se
piensa él mismo un conquistador antes que haya realmente conquistado, y cree
que la victoria debe llegar al conquistador. Hay posibilidades verdaderas en
este hermoso concepto, pero también muchas falsas. Fuegos ilusorios y los numerosos
peligros se ocultan aquí.
Él controla las esfinges por la energía de una palabra mágica,
pero la tensión de su voluntad puede fallar y entonces la palabra mágica
perderá su poder y puede ser devorado
por las esfinges.
Éste es de hecho el Conquistador, pero solamente por el momento;
aún no ha conquistado el Tiempo, y el momento del éxito es desconocido para
él...
Éste es el Conquistador, no por amor, sino por el fuego y la
espada, -- un conquistador contra quien lo conquistado puede presentarse. ¿Usted
ve detrás de él las torres de la ciudad conquistada? Quizás la llama de la
sublevación ya se quema allí.
Y él es inconsciente que la ciudad vencida por medio del fuego y la
espada es la ciudad dentro de su propia consciencia, de que el carro mágico
está en sí mismo y que las esfinges sedientas de sangre, también un estado de
consciencia dentro él, le miran en cada movimiento. Él ha exteriorizado todas
esas fases de su mente y las ve sólo fuera de sí mismo. Éste es su error
fundamental. Ingresó al patio externo del Templo del Conocimiento, pero piensa
que ha estado en el Templo mismo. Miró los rituales de las primeras pruebas
como la iniciación, y confundió como la diosa, a la sacerdotisa que guardaba umbral. Debido a esta idea falsa los
grandes peligros le aguardan.
Sin embargo, puede ser que incluso en sus errores y peligros la Gran Concepción
permanece oculta. Él intenta saber y, quizás, en orden a captar, los errores,
peligros e incluso las faltas son necesarias.
Entienda que éste es el mismo hombre que usted vio uniendo el
Cielo y la Tierra ,
y otra vez caminando a través de un desierto caliente hacia un precipicio.
* Ouspensky P.D. EL SIMBOLISMO DEL TAROT. FILOSOFÍA DE OCULTISMO EN FIGURAS Y NÚMEROS. Traducido al inglés por A. L. Pogossky. Trood Print. and Pub. Co., St. Petersburg, Russia [1913]
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