miércoles, 5 de agosto de 2015

LA CRUZ, SIGNIFICADO Y SIMBOLOGÍA


En el complejo simbolismo de la cruz, que no niega ni sustituye, sino ratifica su sentido histórico en la realidad del cristianismo, entran dos factores esenciales: el de la cruz propiamente dicha y el de la crucifixión o «estar sobre la cruz». En primer lugar, la cruz se ofrece como una derivación dramática, como una inversión del árbol de la vida paradisíaco. Por ello, en la iconografía medieval, la cruz es representada muchas veces como árbol con nudos y hasta con ramas, a veces en forma de Y, y otras en forma espinosa.
 
Cual acontece con el árbol de la vida, la cruz es un «eje del mundo». Situada en el centro místico del cosmos, es el puente o la escalera por los que las almas suben hacia Dios. En algunas variantes, la cruz tiene siete escalones, como los árboles cósmicos que figuran los siete cielos.

Consecuentemente, la cruz establece la relación primaria entre los dos mundos (terrestre y celeste), pero también, a causa del neto travesaño que corta la línea vertical que corresponde a los citados significados (eje del mundo, símbolo del nivel), es una conjunción de contrarios, en la que casan el principio espiritual y vertical con el orden de la manifestación y de la tierra; de ahí su transformación en sentido agónico de lucha y de instrumento de martirio. A veces la cruz aparece en forma de T, para resaltar más la oposición casi igualada de dos principios contrarios. Jung dice que, en algunas tradiciones en que aparece la cruz como símbolo del fuego y del sufrimiento existencial, puede deberse a que sus dos maderos se relacionan, en su origen, con los empleados para producir la llama, a los que se considera por los primitivos como masculino y femenino. Pero el sentido de conjunción prevalece. En el Timeo de Platón, el demiurgo vuelve a unir las partes del alma del mundo, mediante dos suturas que tienen la forma de una cruz de san Andrés. Bayley insiste en el sentido ígneo de la cruz y, en su sistema etimológico, explica que las voces cross, cmx, cruz, crowz, croaz, krois, krouz, resuelven todas en ak ur os: «luz del Gran Fuego».
 
 
La cruz como emblema gráfico ha sido universalmente utilizada; en gran parte por el influjo cristiano. En gran parte también por la elementalidad del signo, y sabido es que las nociones elementales, sean ideas o signos, han aparecido sobre la tierra sin necesidad de influjo cultural determinado. Cientos de formas de cruces se han reseñado en libros de simbolismo gráfico, como, por ejemplo, el de Lehner, Symbols, signs and sígnets, siendo posible, por simbolismo del grafismo, descubrir el sentido particular de cada modalidad; muchas se encuentran en insignias de Ordenes militares, condecoraciones, etc.
 
Por su universalidad destaca la cruz gamada, a la que nos referimos bajo el nombre de esvástica. Por su antigüedad y particular interés, destaca la cruz egipcia o ansada. Esta, en el sistema jeroglífico, significa vida y vivir (Nem Ankh) y entra en la composición de palabras como salud, felicidad y similares. Su brazo superior es una curva cerrada, a veces casi circular. En el describe su significado en los términos que siguen: «La fonética del signo reúne los signos de la actividad, la pasividad y su mezcla, la cual concuerda con el simbolismo general de la cruz, como integración del principio activo y el pasivo. La misma formación gráfica del signo de la cruz ansada expresa una idea profunda: el círculo vital irradiado por el principio descendiendo sobre la superficie (sobre la pasividad a la que anima) y penetrando (por la vertical) hacia el infinito. Puede considerarse también como nudo mágico que enlaza juntamente una combinación particular de elementos que originan un individuo, lo que ratifica su carácter de signo vital. Puede también significar el destino. Juzgado desde el punto de vista macrocósmico (analogía con el mundo), el Ankh puede representar el sol, el cielo y la tierra (círculo, trazo vertical y horizontal). Como signo microcósmico (analogía con el hombre), el círculo representaría la cabeza del hombre (la razón, el sol que le vivifica), los brazos (representados por la barra horizontal) y su cuerpo (la vertical).
 
La determinación más general de la cruz, en resumen, es la de conjunción de contrarios: lo positivo (vertical) y lo negativo (horizontal); lo superior y lo inferior, la vida y la muerte. En sentido ideal y simbólico, estar crucificado es vivir la esencia del antagonismo base que constituye la existencia, su dolor agónico, su cruce de posibilidades y de imposibilidades, de construcción y destrucción.
 
Según Evola, la cruz simboliza la integración de la septuplicidad del espacio y del tiempo, como forma que retiene y a la vez destruye el libre movimiento; por esto, la cruz es la antítesis de la serpiente o dragón Ouroboros, que expresa el dinamismo primordial anárquico anterior al cosmos (orden). Por esto hay una relación estrecha entre la cruz y la espada, puesto que ambas se esgrimen contra el monstruo primordial.
 
 
Fuente: Juan Eduardo Cirlot.
Diccionario de Símbolos.
 
 
 
 


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